Yo, como otros tantos, me he convertido en “sanitaria frente al COVID”. Lo cierto es que me siento afortunada en relación con otros compañeros: soy joven, no me han cambiado de unidad ni de hospital al empezar la reorganización en la pandemia, conocía la UCI y a los compañeros, sabía (desde mi corta experiencia) cómo trabajar, cómo funcionaba el equipo, cómo eran los pacientes de UCI, las medicaciones, los respiradores… La capacitación en EPI (Equipo de Protección Individual) la hice con al menos una semana de antelación al primer caso que traté. Esto parecería lo mínimo a cumplir para trabajar bien, disminuir los riesgos hacia el paciente y hacia nosotros mismos, pero en realidad duró esa semana y actualmente algo así sería un regalo. Todo esto me hace sentir en una situación privilegiada y soy consciente de ello, pero espero, con estas pocas líneas, poder dar voz a muchos de mis compañeros y sus bien distintas situaciones.