La economía cubana entró en una espiral descendente en la década de 1990, tambaleándose por la caída del socialismo europeo y por un más estricto bloqueo de los Estados Unidos. Para mitigar los efectos drásticos del choque, se adoptaron medidas que transformaron nuestro paisaje urbano, especialmente en las grandes ciudades como La Habana, vinculando paradójicamente el período a incipientes opciones de promoción de salud. Una de las más importantes fue la introducción de carriles para bicicletas en las calles de la ciudad, sendas diariamente recorridas por personas montadas sobre las más de un millón de bicicletas, que se importaron para compensar la casi inexistencia de transporte público causada por la escasez de combustible. En segundo lugar, comenzaron a brotar huertos urbanos, que involucraron a los habitantes en la producción de sus propios alimentos, en especial vegetales.
El paisaje urbano de Cuba necesita una segunda ronda de innovación para la salud
Published: April 4, 2016
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