Mientras recorría las nieves del Himalaya para atender pacientes después del te-rremoto de Pakistán en 2005, el internista Félix Báez nunca podría haber imaginado que nueve años más tarde estaría en la primera línea del enfrentamiento al ébola en Sierra Leona… y mucho menos, que contraería el mortal virus, sobreviviría para contarlo y además, que regresaría con sus colegas a África para continuar la batalla. A su lado, en el Hospital Universitario de Ginebra a donde fue transportado por vía aérea, estuvo el Dr. Jorge Pérez, hoy director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri (IPK) de Cuba, pero más conocido como “el doctor cubano del sida”. Para ambos médicos los tiempos han cambiado, y ahora, cuando el ébola hace estragos, es lo primero en sus mentes,
Al momento de esta entrevista, aunque existe un optimismo cauteloso en Liberia, la epidemia no está aún bajo control. El ébola ha infectado cerca de 22 000 personas, llevándose consigo más de 8 600 vidas; Sierra Leona es uno de los países más golpeados. Entre los contagiados y las víctimas mortales ha habido muchos trabajadores locales de la salud: 103 de los 138 infectados según la última cuenta.
El primero en lanzar la alarma global fue Médicos sin Fronteras, quienes, como Cuba, ya tenían personal médico en tierras africanas. A estos se unieron muchos otros, y Cuba fue el país que ofreció la mayor ayuda una vez que la OMS hizo el llamado a las naciones para hacer frente a la epidemia con financiamiento y, más importante aún, con recursos humanos.
Cuba envió 256 voluntarios, todos con una sólida experiencia en emergencias internacionales: 38 a Guinea, 53 a Liberia y 165 a Sierra Leona. Y otros esperan a tomar el relevo, todos trabajadores de la salud entrenados en desastres y que han recibido ya un primer curso sobre ébola en el IPK.
Estos cubanos y otros voluntarios internacionales están logrando salvar a pacientes de una muerte segura, apoyando a los trabajadores de la salud y los educadores comunitarios locales. Y personas como Jorge Pérez están trabajando a fondo en la investigación del ébola para ayudar a evitar su diseminación por toda África y otras zonas del mundo.
Pero evitar que otra epidemia así tenga lugar nuevamente, requiere más, mucho más. No solo la comunidad internacional pudo haber hecho más esta vez. Sino que, como advirtió Jim Kim, Presidente del Banco Mundial, el ébola no empezó con la enfermedad, sino más bien con las desigualdades históricas, enconándose el virus en sistemas de salud que apenas logran funcionar. Una lección para todos nosotros.
Horas antes de que el doctor Báez regresara a Sierra Leona —donde se encuentra actualmente— MEDICC Review lo entrevistó a él y al Dr. Pérez en el IPK, en la Habana.
