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Interview
Ahora se habla más de lo frágiles que somos, y se hace más presente la pregunta acerca de cuáles son las verdaderas prioridades
Reflexiones de la escritora española Belén Gopegui
https://doi.org/10.37757/MR2020.V22.N4.1

Belén Gopegui (Madrid, 1963) Licenciada en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid. Novelista y guionista española. Con su ópera prima La escala de los mapas, (1993) recibió varios premios y su tercera obra, La conquista del aire, fue adaptada al cine. Belén Gopegui fue descrita como la mejor de su generación por el escritor y ensayista español Francisco Umbral. Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas. En 2019 se publica su conferencia Ella pisó la Luna, ellas pisaron la luna, un poderoso texto que reivindica a todas las mujeres cuyos logros no han visto la luz.

Cuando celebramos la llegada del nuevo milenio, nadie podría sospechar la sorpresa que nos deparaba el 2020. La peste medieval, el exterminio masivo de indígenas por enfermedades importadas con los conquistadores, la epidemia de Marsella de 1720-1722, las cuatro grandes epidemias de cólera del siglo XIX, la gripe de 1918-1919 -por citar algunos- parecían capítulos cerrados. Epidemias recientes como el ébola, o el cólera, muy letales pero relativamente locales, sugerían haber alcanzado cierta capacidad para limitar espacialmente los daños. Nos creíamos más allá de ciertos peligros. Hoy, la crisis mundial causada por la pandemia de COVID-19 nos descubre fragilidades que no queríamos o no podíamos ver. MEDICC Review comparte con sus lectores los puntos de vista de la escritora Belén Gopegui, una voz de la cultura hispánica respetada internacionalmente.

MEDICC Review: ¿Cuál es su visión de las consecuencias de la epidemia en España?

Belén Gopegui: Aún es muy pronto para saber qué significado va a tener esta epidemia en la mentalidad de las personas. Lo que ya vamos viendo son consecuencias directas, inmediatas, de angustia y de dolor. Coincido palabra por palabra con lo que ha escrito el periodista Ignacio Pato Lorente[1] y que dice así: “Es una atrocidad llamarle “cura de humildad” o “mensaje del planeta” a miles de personas lanzadas al paro, solas, mayores, asustadas, mujeres encerradas con sus maltratadores y todo el etcétera. Romantizar el “sacrificio” es una victoria liberal. Es decir, cruel”. En este momento, en la sociedad española, tanto la epidemia como la cuarentena están agudizando las desigualdades sociales que ya existían. Hay muchas personas con trabajos irregulares que no cobran y no tienen dinero ni siquiera para comprar alimentos. El confinamiento es muy diferente según donde se viva. Y muy distinto también si, cuando termine, lo que espera es un largo periodo de desempleo y/o de dificultad para sobrevivir. Si bien es cierto que va a haber algunas ayudas sociales, estas son insuficientes.

MEDICC Review: ¿Y la visión desde una óptica más amplia, planetaria?

Belén Gopegui: Es difícil dejar de pensar en todas las personas caídas, levantar la mirada y ver al planeta como una unidad, pero voy a intentar hacerlo.

Diría que la epidemia ha traído a un primer plano este pensamiento del matemático Ivar Ekeland[2]: “Caminamos anestesiados entre los riesgos que creamos. De vez en cuando, un accidente nos sacude de nuestro letargo, y echamos un vistazo al precipicio”. Ahora se habla más de lo frágiles que somos, y se hace más presente la pregunta acerca de cuáles son las verdaderas prioridades y cuáles cosas que considerábamos imprescindibles resultan hoy completamente ridículas. No obstante, la realidad en que vivimos es una maquinaria que tiene su propia inercia. Deshacerla y transformarla requiere un gran esfuerzo revolucionario, un “sentido del momento histórico” que llegue casi a la vez a muchas poblaciones y una capacidad de conducir ese sentido. Sin embargo, como se está viendo estos días, la lógica brutal de la supervivencia, no del más apto desde el punto de vista físico -al menos en España-, pero sí de quien más dinero y patrimonio tiene acumulado, existe ya desde hace mucho tiempo. No es que se vaya a “promulgar” como algo nuevo a partir de la epidemia, es que se va a agudizar. Esa nueva sociedad basada en la coordinación y la colaboración requerirá que se derriben millares de instituciones y empresas de Occidente, y que la violencia y la desesperación encuentren cauces organizados. No es algo que, de momento, parezca próximo. Pero decir “de momento” siempre expresa una forma de confianza.

MEDICC Review: ¿Cómo la pandemia afecta las dicotomías globalización-aislacionismo, solidaridad-individualismo?

Belén Gopegui: En teoría, la pandemia deja clara la interdependencia, la idea, o más bien las evidencias sepultadas, de que no hay colectividad sin individuos ni individuos sin colectividad. Como escribí una vez “somos gotas y somos, al mismo tiempo, lluvia”. Esto se ha visto con nitidez, por ejemplo, en la petición de la Comisión Europea a España y otros países miembros de abrir las fronteras para que los trabajadores temporales africanos puedan cruzarlas y así provocar la menor alteración posible en la cadena de suministro de fruta a toda la Unión. Son las mismas trabajadoras despreciadas y mal pagadas cuando recogen la fresa, los mismos temporeros alojados en barracones, sin papeles y mal pagados. Ahora se ve hasta qué punto no sólo la riqueza, también la salud de los ricos depende del trabajo de los pobres. Pero decía Graham Greene[3] que “miedo y amor son inseparables”, porque temes perder lo que amas, y que son inseparables el miedo y el odio, “porque el miedo humilla”. Cuando pase esta pandemia, si pasa, habrá que dedicar toda la atención a quienes ejerciendo el poder se hayan sentido humillados por sus propios errores, por su imprevisión, por las consecuencias que para sus vidas ha tenido haber discriminado y maltratado a quienes desempeñan trabajos mal pagados: habrá que velar porque no reaccionen de manera vengativa, despreciando más y odiando más.

MEDICC Review: ¿Cree que esta crisis afecta la percepción que la sociedad tiene sobre la ciencia?

Belén Gopegui: Espero que sí, y que ocurra en ambos sentidos: la percepción que la sociedad tiene sobre la ciencia y la percepción que la ciencia tiene sobre la sociedad. Creo que es bueno tener conciencia de los límites de la ciencia. No todo lo puede, no todo lo sabe, lo complicado a veces se puede abarcar pero lo complejo es mucho más difícil y las certidumbres son provisionales. Un solo contraejemplo puede obligar a replantearlo todo, la excepción puede probar que la regla es falsa. La arrogancia de quienes piensan que la ciencia es omnipotente no ayuda a comprender. Al mismo tiempo, quedan hoy confirmadas las palabras de Agustín Lage [4] en su magnífico libro La osadía de la ciencia: “Cuando se siembra ciencia en una sociedad no se obtienen solamente nuevos conocimientos o nuevas tecnologías, se siembra también una cultura de la racionalidad, objetividad, debate, crítica y verificación constante, que es fuente de ética y valores, los cuales a su vez contribuyen a la cultura general”.

Lo grave es que en muchos países la ciencia se siembra mutilada, son semillas modificadas para que lo verificable quede por debajo del interés económico.

Hoy en Europa estamos pagando la consecuencia de muchos años de investigar en cotos cerrados en universidades superespecializadas, sin compartir conocimientos que, por delante del debate honesto, ponen el interés por una compensación económica, y que no se preguntan cuáles son los problemas que más investigación necesitan sino cuáles, si los resuelvo, darán mayor rentabilidad a corto plazo. La ciencia, claro está, necesita ser sostenida económicamente, no hablo de situaciones etéreas e ideales, pero lo que no tiene sentido es descuidar los problemas graves de la humanidad y dedicarse a supuestos problemas que no lo son, que no evitan sufrimiento ni ayudan a vivir.

MEDICC Review: El papel que en esta crisis están jugando los medios de comunicación y las redes sociales tiene múltiples facetas, positivas y negativas. ¿Cómo ve su impacto en la sociedad?

Belén Gopegui: Hoy las redes son un elemento más de la vida, no son un estrato diferente. Se han integrado en la vida diaria, si bien una crisis energética puede hacer que caigan y que todo lo que hoy resulta natural en ellas desaparezca. Se habla de la posverdad y es cierto que se propagan noticias falsas. Pero no hay que olvidar que antes también sucedía aunque la escala fuera menor. Antes, la supuesta verdad estaba monopolizada por los grandes medios de comunicación y hoy las redes permiten que se escuchen otras voces. Lo que, sin embargo, sigue siendo un monopolio, o varios, es la potencia de difusión. Por otro lado, las redes no son, desde un punto de vista descriptivo, redes: son esferas en manos de empresas que deciden lo que entra y lo que no.

Afortunadamente, cuando surge algo nuevo, es difícil controlarlo por completo y las redes permiten que se muestre lo mejor del ser humano, su talento masivo, su solidaridad, su humor. Pero, como decía, la potencia de difusión sigue estando en manos de los más poderosos, por lo que al final es difícil que los grandes medios y las grandes empresas no sigan marcando la pauta de qué pensar, una pauta que, según se ha visto, no se guía por el bien, ni por la verdad.

MEDICC Review: ¿Consejos para los jóvenes cuyos esfuerzos necesitaría el mundo para evitar futuras pandemias? ¿Cómo ampliar y hacer efectivo su compromiso con la sociedad en su conjunto?

Belén Gopegui: No daré consejos porque en la adolescencia y en la juventud hay un impulso muy valioso, algo que te lleva a querer buscar tu propio camino. Y dado el rumbo que ha tomado este mundo en decadencia, no somos quienes, creo, para darles consejos. Pienso que lo mejor está intacto en ellos. Por eso, más que dar consejos, nuestra tarea es, quizás, desbrozar lo que les impide ver lo que tienen dentro. En todo caso, por no huir de la pregunta, acudiré a un fragmento de letra de canción que escribí hace poco para Ana Molina[5], con el deseo de que sea verdad que hayamos sabido dárselo: Lleva tú contigo/ lo que supe darte/ la razón ardiente/ y no retirarse/ cuando ya no hay sombra/ cuando arrecia el sol/ y en la noche oscura/ no brilla el farol.

MEDICC Review: ¿Es posible, entonces, pese a todo, un cierto optimismo?

Belén Gopegui: La reacción de muchísimas personas ante esta crisis permite un cierto optimismo, en efecto, y no solo de la voluntad, también de la razón. Porque está claro que el potencial para la solidaridad, el trabajo, para darlo todo por personas a quienes no se conoce, existe y se está viendo con absoluta nitidez en el personal sanitario, por ejemplo. Empieza a desarrollarse, además, una conciencia mayor de la injusticia; en España hoy se extiende una voluntad casi general de defender la sanidad pública, de no permitir un solo hospital privado más, y tratar de nacionalizar los existentes. Más que una pregunta, lo que hay ahora por delante es una gran tarea con dos frentes: paliar el dolor y la carestía de muchísimas personas, y al mismo tiempo, impedir que la situación de desigualdad que la ha provocado vuelva a producirse.

En estos momentos queda muy claro que la ciencia y la política necesitan trabajar unidas y con un sentido emancipatorio, pues de poco sirve que la ciencia encuentre una vacuna si, durante el tiempo que tarda en encontrarla, la política no es capaz de dar apoyo a quien lo necesita. Y de nada sirven las sociedades que no son capaces de compartir sus recursos sino que los acaparan por clases, por naciones, por grupos de privilegio, y de este modo retrasan la difusión del conocimiento y su avance. Me gustaría terminar con una frase hermosa, conmovedora. Pero hoy, lo único verdaderamente hermoso y conmovedor son los actos.

References
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  1. Ignacio Pato Lorente (1983-). Periodista y politólogo, ha trabajado en diversos medios de comunicación. En la actualidad escribe un ensayo sobre la crisis motivada por la pandemia de próxima aparición y forma parte del equipo del suplemento Apuntes de clase, perteneciente al medio de comunicación alternativo La Marea.
  2. Ivar Ekeland (1944-). Mátemático francés. Se ha especializado en análisis funcional. Autor de numerosos libros de texto de su especialidad y de difusión sobre matemática y en particular, la teoría del caos y fractales.
  3. Henry Graham Greene (1904-1991). Escritor, guionista y crítico británico. Trató en sus obras asuntos política o moralmente ambiguos en un trasfondo contemporáneo.
  4. Agustín Lage Dávila (1949-). Científico cubano. Médico, especializado en inmunología del cáncer. Fundador del Centro de Inmunología Molecular de Cuba. Autor de más de 200 publicaciones científicas, también ha publicado varios libros y numerosos artículos sobre la relación entre ciencia y sociedad.
  5. Ana Molina Hita (1977-). Profesora del colegio público Pío XII —ubicado en el barrio de La Ventilla, al norte de Madrid, que formó con varias alumnas el grupo coral Milagros en 2012-2013. En 2020, el grupo ahora formado por 10 integrantes, ha grabado canciones con letras de Belén Gopegui.
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Submitted: September 15, 2020

Castellanos-Serra L. Ahora se habla más de lo frágiles que somos, y se hace más presente la pregunta acerca de cuáles son las verdaderas prioridades. Reflexiones de la escritora española Belén Gopegui [Interview]. MEDICC Rev. 2020 Oct;22(4):24–6. Available at: http://mediccreview.org/ahora-se-habla-mas-de-lo-fragiles-que-somos-y-se-hace-mas-presente-la-pregunta-acerca-de-cuales-son-las-verdaderas-prioridades/. Spanish.

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